martes, 9 de octubre de 2012

[Sexear] Migración, sexualidad y derechos humanos: el padre Solalinde


@ItzelEguiluz

Para vivir, hablar, investigar o escribir de sexualidad hay vertientes para todos los gustos, géneros, culturas y grupos, entre cientos de opciones. No siempre todas son positivas, y menos aún cuando nos referimos a los grupos colectivos llamados vulnerables. Alguien vulnerable es aquel que nace, vive o se desarrolla en medios que no son los más aptos ni lo más seguros para tener una vida de calidad. Según el Plan Nacional de Desarrollo la vulnerabilidad es “una acumulación de desventajas y una mayor posibilidad de presentar un daño, derivado de un conjunto de causas sociales  y de algunas características personales y/o culturales”.

Dentro de los grupos vulnerables podemos mencionar mujeres, homosexuales, indígenas, transexuales y a los migrantes. Migrantes hay de muchos tipos: con documentos y sin ellos, locales e internacionales, de retorno o con migración circular, niños o adultos o jóvenes.

¿Qué tienen que ver los migrantes con la sexualidad? Hace ya muchos años que se  comenzaron a realizar investigaciones científicas para estudiar el posible riesgo que tenían los migrantes sobre su salud sexual. Hay estudios donde se habla de que los migrantes mexicanos en Estados Unidos tienen comportamientos de riesgo como sexo comercial o uso de drogas inyectables. La mayoría de los migrantes mexicanos a Estados Unidos son jóvenes de entre 20 y 29 años, según la Encuesta sobre Migración en la Frontera norte de México.

Uno de los mayores problemas de un migrante es el viaje. ¿Conoces estos viajes? ¿Alguna vez has pensado cómo es que logran recorrer miles de  kilómetros sin dinero?  Los migrantes mexicanos y centroamericanos viven verdaderas odiseas y sacrificios para cruzar México y de ahí la frontera, el desierto o el río. Los migrantes, muchos de ellos, viven violencia sexual en su camino. Sólo en 2011 la Comisión Nacional de los Derechos Humanos atendió alrededor de 67 mil migrantes.

A lo largo de nuestro país existen algunas “Casas del Migrante” pequeños espacios en lugares cercanos al paso de migrantes. Hay casas del migrante en Chiapas, en el Estado de México o en San Luís Potosí, entre otras. Una de las casas que está en Ixtepec, Oaxaca, fue noticia hace unas semanas, y es que su director Alejandro Solalinde ha tenido que salir de nuestro país por las amenazas en su contra. El padre Solalinde fundó el albergue oaxaqueño en el año 2007; hay noches en las que hasta 400 migrantes intentan dormir en él y recuperar fuerzas para continuar su viaje.

Hay migrantes que caminan cientos de kilómetros, que son asaltados, que pierden contacto con sus familias, que son violados, agredidos y que muchas veces no llegan a su destino. Estos migrantes no migran por gusto, lo hacen por la necesidad de buscar algo mejor, aunque no siempre tengan la suerte de encontrarlo.

Los migrantes necesitan todo el apoyo posible durante su viaje, no se diga durante su estancia en otros países. Me parece inadmisible que la respuesta a los problemas sea la salida del país de aquellos pocos a quienes importan y no la búsqueda de una solución.

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