@ItzelEguiluz
Está
nevando en Madrid y hay pocos temas que podrían desviar mi atención de los
copos blancos que no dejan de caer, pero recordar el video que llegó a mis
manos la semana pasada sobre “la esposa obediente” es uno de ellos. La
siguiente semana, el día 8 de marzo, se conmemora el día de la mujer. Tengo
varios conflictos personales sobre la conmemoración de este día internacional,
sin embargo es importante mencionar que al menos promueve la visualización de
conflictos que pasan desapercibidos el resto del año.
Así
que retomo las columnas anteriores sobre género y violencia para hacer una
columna sobre una propuesta que me parece aterradora: la esposa obediente/sumisa.
No es una idea nueva, sin embargo la conocí a través de un video publicado en
Facebook sobre un programa llamado “Personas extraordinarias” que dedicó uno de
sus capítulos a estas mujeres. Si bien el concepto de extraordinario se aplica
generalmente de manera positiva, aquí me parece fatal, y debería estar dirigido
hacia la relación de lo extraordinario con fuera de lo común.
Pensé
seriamente si le debía dar espacio a este tema que me parece tan desagradable,
pero lo hago como denuncia. La idea surge de un libro llamado ‘The Surrendered
Wife’, de una mujer llamada Laura Doyle, ella propone una especie de guía para
que las mujeres puedan cambiar a fin de tener un matrimonio exitoso. Primero
que nada creo que si una pareja decide casarse debe estar consciente de cómo es
la otra persona y de que la mentira más grande del amor romántico es esperar que
el otro cambie, si es así ¿por qué no mejor buscar a otra persona con la que
tengamos una mejor relación y proyectos en común?
Laura
Doyle y sus “terapeutas” realizan un cuestionario a la mujer que decida
convertirse en una esposa sumisa, que a simple vista parecería sensato, sobre
el control que ejerce sobre su esposo, sobre sus decisiones, sobre el hogar y
otros temas relacionados. Estamos de acuerdo en que el ser extremadamente
controlador no nos llevará a ningún lado como pareja, pero entonces entregar
“el poder” a la pareja y que esa persona sea quien controle el hogar y a
nosotras, ¿no es caer en contradicción? En una de las escenas de la “terapia”
la mujer saca de su bolso una cinta de aislar y le dice a la otra “todo el
tiempo deberás pensar que tienes una de éstas en la boca, lo más difícil es
aprender a callarse”.
Mujeres
que deben dejar de opinar, que deben vestirse como el esposo decida, que no
salen de casa, que no hablan si no se les pregunta u ordena, mujeres que hacen
todo por el esposo y por los hijos y que pierden su individualidad, mujeres que
para ser buenas esposas deben de dejar de pensar. Hombres que desean esclavas y
no parejas.
Si
el hombre trabaja fuera y la mujer trabaja manteniendo el orden de la casa y lo
que eso implica, me parece sensato que ella realice mayor parte de los trabajos
del hogar, pero se llama negociación y me parecería totalmente normal y
obligatorio que si ella trabaja fuera y él no, la situación se diera a la
inversa. Por otro lado si ambos trabajan, ambos tienen un futuro profesional,
ambos deben realizar las tareas de la casa
a la par, lo mismo con las decisiones monetarias, en las dos situaciones,
y con los hijos en caso de que se haya decidido tenerlos.
Al
final creo que vuelvo al punto con todo: cuestión de educación desde la
infancia, qué daño les hacen a los pobres niños con tantas ideas prefabricadas.
Hablemos de negociación, de parejas.
Lo
que me parece más extremo es que aunque se dice que en caso de violencia física
se recomienda abandonar la relación, en caso de abuso verbal, lo cual
recordemos también es violencia, se dice que seguramente terminará cuando se sea
una esposa sumisa.
Vean
el programa (está en cinco partes) y créense una idea propia. Al final, me
parece que está tratado de forma poco objetiva, poniendo un extremo de mujer
controladora para hacer parecer que era necesario que las demás se dejaran
controlar:
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